En la familia de las gramíneas, sólo los bambúes comprenden especies leñosas. Sobre el gran número de especies existentes de bambú, sólo algunas crecen en las zonas templadas. El tamaño del bambú varía entre 0.30 m para las especies enanas, a 25 m para los más grandes. Los bambúes forman muy rápidamente bosquecillos. El bambú es utilizado por la ligereza de su follaje persistente y por sus cañas o troncos coloridos.
Las especies y variedades de bambúes se clasifican en dos grupos: los bambúes «tranquilos» y los bambúes «invasores». Y es que aunque hay ciertos bambúes que se quedan compactos (son una minoría), otros se vuelven invasores y violentos y propulsan sus poderosos tallos rastreros y subterráneos a varios metros de la mata de origen. Los usos de los bambúes son innumerables: desde la confección de andamiajes gigantes (sus fibras contienen silicio y son más resistentes que ciertos metales) a la creación de herramientas corrientes. Su belleza reside en su follaje persistente y soberbio incluso en invierno.
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Las cañas (tallos o bastones) de estas plantas crecen en una sola temporada y el diámetro de la yema corresponde al de la caña adulta. En buenas condiciones (un suelo muy húmedo y calor) algunas pueden crecer más de un metro al día. Casi las puedes ver crecer en tiempo real. Las especies más grandes, como la «Dendrocalamus giganteus», emplazadas en su región de origen, pueden llegar a alcanzar unos 40 m de altura.
En un gran jardín, un bosquecillo simple de bambúes bastará para evocar Asia y sus misterios. El bambú también proporciona unas preciosas cañas o bastones que podrán servir para enmascarar rápidamente una vista poco agraciada sin necesitar mucho mantenimiento. Pero cuidado, ya que, como hemos dicho antes, una vez implantado un bambú, no es raro encontrar nuevos retoños a varios metros de la mata.
Cuidados del Bambú